En lo correspondiente a CNV, las posturas gestos y expresiones, se les otorga una
clasificación que permite comprender su función específica, divida por categorías que facultan
conocer su incidencia en la comunicación. Se destacan cuatro grandes categorías como:
Paralenguaje, que comprende las cualidades, modificadores fónicos y reacciones; Quinestésica,
implica los gestos, la expresión corporal y posturas; Proxémica, donde incide la ubicación y el
comportamiento relevante; por último, la Cronémica que consiste en el manejo del tiempo
(Cestero, 2017).
Por otro lado, la significancia de la CNV recae en el impacto que genera en tres
elementos: razón (logos), emoción (pathos) y persona (ethos); por ello es necesario poseer
conocimiento de su funcionalidad y aplicabilidad en el entorno sociocultural, ya que, aplicada de
manera consciente propende a posibilitar el entendimiento y recibir una respuesta acorde al ideal
del comunicador (Cestero, 2017).
Por ese motivo, la enseñanza es sinónimo de comunicación, en todos los ámbitos y
procesos educativos la comunicación es un elemento clave debido a que esta labor es netamente
humanista. La función del educador radica en impartir conocimientos, instrucción, gestionar el
comportamiento, consolidar relaciones; por ello, el conocimiento cultural debe ser, amplio y la
existencia de estrategias comunicativas, indispensable (Leaman, 2012).
De este modo, en el proceso de enseñanza-aprendizaje el educador es el referente y
punto de partida de la comunicación, es el encargado de reconocer gestos, símbolos, miradas,
posturas, expresiones faciales y, no obstante, es el responsable de transmitirlos apropiadamente
y es aquí donde se rescata la importancia de saber dominar dichos aspectos para hacer
congruente al mensaje, favoreciendo el interés del estudiante (Ribes, 2011).
En este caso, cuando el conocimiento académico carece de significado es transmitido de
manera mecánica y reproductiva, esto que genera retraimiento, aburrimiento y desinterés en los
estudiantes, no quiere decir que sea menos importante, sin embargo, debe ir acompañado de un
sistema no verbal coherente que active la atmosfera y actitud positiva del aula. (Ribes, 2010).
La comunicación no verbal del docente está directamente relacionada con el interés del
estudiante y, por lo tanto, mejorar su desempeño académico y actitudinal; además, reduce la
distancia entre el docente y el estudiante generando una relación donde es evidente y perceptible
el entusiasmo por el trabajo que se realiza (Bolkan y Griffin, 2018).
Similar apreciación ofrece Flores et al. (2016) al plantear que las habilidades
interpersonales de los instructores se asocian con el aprendizaje y la motivación de los
estudiantes. En resumen, la comunicación no verbal tiene una asociación directa con la mejora
del aprendizaje, por ende, constituye un elemento fundamental para su formación, debido a que
proporciona beneficios bidireccionales, es decir para ambas partes (Griffin & Bolkan, 2018). Es
por ello que se convierte en un factor importante para la búsqueda de la calidad educativa y en
un tema de interés, debido a que es necesaria para promover una enseñanza que conduzca a
un aprendizaje significativo.